Nivelazo en Valladolid

Colección de botellas abiertas durante la cena en EL BAR de ValladolidAquí estamos de nuevo para contaros como fue anoche con nuestros amigos de EL BAR en Valladolid. NIVELAZO.

Hubo nueve pasos y cada uno de ellos con un gran vino. Os explicamos con detalle nuestra experiencia.

Como aperitivo empezamos con la croqueta cremosa de jamón ibérico y para  acompañar su parte cremosa, crujiente y el Umami del jamón ibérico armonizamos con  Viña Corrales de 2020, primera creación de Peter Sisseck y Carlos del Río en Jerez. Procedente de la viña Balbaina Alta, cultivada de manera ecológica, este vino utiliza las criaderas y soleras compuestas por cinco escalas y 74 botas seleccionadas del antiguo Camboiro. Viña Corrales es embotellado sin filtrar, en rama, para favorecer su envejecimiento en botella. Reconocido con 96 puntos Parker.

Con el espárrago a la meunier, para acompañar la parte amarga del espárrago y esas notas de mantequilla nos decantamos por un champagne de peso y con carácter vínico Jeroboam de Georges Laval Cumières 1er. Cru 2015, un vino excepcional. Su color dorado brillante y burbujas finas atraen la vista. En nariz, aromas intensos de frutas maduras, flores blancas y toques de panadería. En boca, su textura cremosa y sabores de manzana, pera y notas de miel se combinan en una experiencia elegante y equilibrada. Un Champagne de gran finura y complejidad.

Con el guisante y las cocochas de merluza para potenciar la sensación vegetal del guisante y a la vez potenciar la finura de cococha, donde se necesita un vino con poderío para limpiar y armonizar un pilpil de libro quisimos dar rock & roll al plato con Le Léandre L’Homme Lion 2018 de Julien Guillot. En nariz, despliega una amplia gama de aromas seductores, como frutas blancas maduras, especias exóticas y notas terrosas sutiles. En boca, equilibrado y elegante, con taninos suaves y una acidez refrescante. Los sabores de orejón, mineral  y mieles se mezclan con una persistencia notable. Un vino complejo sin sulfitos con 48 meses de crianza que deja una impresión duradera.

Con el atún rojo con tomate elaborado con la parte de la ventresca lo que nos proporciona una grasa elegante, junto con el dulzor natural del tomate nos dio pie al ganador de la noche, Jeroboam de J. Drouhin Corton Charlemagne 2006, excepcional. De color dorado brillante, aromas intensos de frutas tropicales, manzanas maduras y notas de vainilla. En boca, amplio y elegante, con una acidez equilibrada y una textura sedosa. Los sabores de piña, pera y caramelo se entrelazan con sutiles toques minerales. Un vino de gran complejidad y final largo.

Con el Ravioli de cigala con almendras queríamos una interpretación diferente de una de las zonas mas elegante y sutiles de borgoña para acompañar la cremosidad de la cigala, pero a la vez con la intensidad necesaria para aligerar la boca y hacer fluir el plato. Domaine Arlaud Chambolle-Musigny 2020, este Chambolle se compone de cuatro parcelas situadas al norte del pueblo, del lado de Morey, que aportan una trama aromática ligeramente robusta y especiada. En la nariz, brillantes notas de frambuesa, grosella, cereza negra y salvia, con acentos balsámicos de sándalo y vainilla. En boca, jugosas frutas negras, flores y taninos maduros pero finos, culminando en una excelente frescura frutal realzada por notas ligeramente ácidas, robustas, carnosas y pedregosas.

Con el arroz de pichón, queríamos potenciar esa sensación terrosa y a la vez cárnica del pichón con un vibrante Domaine Duroche Gevrey-Chambertin “Champ” 2020. Este vino he sido embotellado sin clarificación ni filtración, revela un carácter tenso y enérgico. En boca, destaca su gran mineralidad y una fruta muy agradable en su juventud. Los amantes de los vinos evolucionados también pueden permitirse dejar esta botella envejecer en la bodega durante unos años.

Con los callos plato de referencia en esta casa descorchamos el unicornio de la noche, donde su tanino fino y elegante, junto con gran amplitud en boca, era perfecto para ayudar a despegar los labios de la melosidad de esos callos antológicos, Jeroboam del Monopole  Clos de Tart 2011 Grand Cru. Su color rubí profundo revela aromas seductores de frutas rojas maduras, especias y sutiles notas florales. En boca, su estructura es poderosa y elegante, con taninos bien integrados. Los sabores de frutas negras, regaliz y toques de roble se entrelazan en un final largo y persistente. Un vino excepcionalmente equilibrado y de gran complejidad.

Con los quesos para limpiar y poder hacer de hilo conductor ante los diferentes quesos degustados Amontillado Williams Humbert Vendimia 2001 Saca 2021. Esta añada de amontillado 2001 se distingue por ser la primera en la que se lleva a cabo una segunda fortificación, ya que los finos se están convirtiendo en amontillados de forma natural debido al agotamiento. El vino presenta características extremadamente finas, expresando elegancia y mineralidad. A la vista, muestra un color ámbar, mientras que en nariz revela aromas complejos con notas punzantes y tofe. En boca, se percibe como seco, mineral y salino, con recuerdos a frutos secos y nuez moscada. El final es muy largo y persistente.

Y para terminar, con el postre degustamos PX Convento 1955 vino único e irrepetible,  un viejoven que está en plena forma y que nos hizo disfrutar de ese gran pastel árabe. En nariz, exhibe aromas intensos de pasas, higos y frutas confitadas, junto con notas de caramelo y especias. En boca, es dulce y sedoso, con sabores a uvas pasas, nueces y chocolate negro. Final largo y persistente. Excelente equilibrio y elegancia.

Damos las gracias a Pedro Fuertes, a su hijo Roberto y a todo el equipo que hizo posible esta velada maravillosa que esperamos repetir,  esta vez como anfitriones en nuestra casa Marcela .

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